ASENPE
ASOCIACIÓN ECUATORIANA DE NUTRICIÓN PARENTERAL Y ENTERAL

permanente atención que nos han dedicado las autoridades de la República del Ecuador, y que han avalado permanentemente la presencia y actuación de la ASENPE y sus directivos y miembros integrantes en diversos foros nacionales, regionales e incluso internacionales, y que han resultado en premios y reconocimientos de diversa índole. Un galardón que se le entregue a un ecuatoriano por su ejecutoria en los campos de la actuación nutricional es ciertamente un logro para la ASENPE y para el país, y ello nos llena de sano orgullo.
Había dejado dicho en párrafos previos que el afrontamiento y la evolución con los tiempos es la mejor señal de la juventud y la lozanía de una asociación profesional. Y he aquí el punto central de este Editorial. He sabido de colegas nuestros que no han comprendido el signo de los tiempos y la necesidad de la evolución histórica de nuestra asociación, y la atemperación de nuestras formas de organizarnos a tenor de las leyes del país, y con su actuación pretenden desconocer el por qué de los mismos, a sabiendas de que no hay posibilidad de regresar a un tiempo que ya es pasado. También he sabido de colegas nuestros que han llegado tan lejos como para desconocer la propia existencia de la ASENPE, como para pretender sustituirla con organizaciones espurias que no caben en las legislaciones vigentes.
La ASENPE siempre ha invitado a un diálogo respetuoso a estos colegas sobre los asuntos de su preocupación, siempre en la esperanza de la inclusividad de todo aquel que se demuestre interesado en el ejercicio del cuidado nutricional como un derecho inalienable del ser humano en situación de vulnerabilidad y precariedad debido a la enfermedad que padece, pero este diálogo debe observarse y conducirse dentro del más estricto respeto al ordenamiento legal y la soberanía de nuestro país.
Hoy mi preocupación es mayor, y más grave, por cuanto la actuación de especialistas ecuatorianos dentro de una organización a la cual han resurgido con el nombre de SENPE (y debo decir, en franca contraposición a los mandamientos de las leyes ecuatorianas) amenaza con enrarecer nuestra limpia trayectoria y nuestro nombre y prestigio ante nuestras organizaciones corresponsales, lo que constituiría en sí un acto de la peor calaña contra su propio país.

Los informes de que dispongo ahora mismo son vagos y ambiguos, pero me preocupa sobremanera que en el próximo XVIII Congreso Latinoamericano de Terapia Nutricional, Nutrición Clínica y Metabolismo, a celebrarse en la ciudad hermana de Asunción en este mismo mes de Octubre, el primero con carácter presencial después de que sufrimos los embates de la pandemia de la Covid-19, prospere una maniobra (que se proyecta con visos de legalidad) para vacar la posición de la ASENPE, y con ello, anular todos los logros que la ASENPE entregó de modo generoso y altruista a la comunidad iberolatinoamericana de profesionales de los cuidados nutricionales durante los años que ejerció la Presidencia protempore de la Federación.
De solo imaginarlo, me afectan las posibles consecuencias de tal maniobra. No solo constituiría un acto de injerencia en los asuntos internos de la República del Ecuador, y de desconocimiento explícito de su soberanía, integridad e independencia (por lo cual cabrían responsabilidades legales y penales, debo advertir), sino también una franca violación de los
principios de jurisprudencia, institucionalidad y seguridad jurídica de la FELANPE, y de enajenación de la Asamblea de las Presidencias como fuente de la soberanía de la Federación. No menor consecuencia sería la quiebra de la institucionalidad de la FELANPE, con lo que se abriría la posibilidad (nefasta de solo pensar en ello) de que un puñado de personas, animados
de intereses aviesos, y sembrando el terror entre los miembros integrantes de la FELANPE (o sino la desconfianza y el resentimiento mutuos), se dedique a reconfigurar a la FELANPE como una extensión de sus estrechos deseos y necesidades.
Es un momento amargo para mí, al igual que para muchos con los cuales comparto estas preocupaciones, y escribo estas líneas con un peso en mi corazón. Nada me hubiera preparado para contemplar cuánto resentimiento puede caber en una persona que hasta ayer fue nuestro colega y partícipe de sueños y proyectos. Sin embargo, la esperanza que siempre albergaré en el mejoramiento humano, y sostenida en la bondad y la generosidad que son los valores que promulgo, y que también encuentran resonancia en el espíritu de la FELANPE, y de sus organizaciones integrantes, les comparto estas palabras, en la esperanza de que, ante la adversidad y la desidia, prevalezcan el Amor y el Perdón.

Dra. Inés Andrade Imbabura
República del Ecuador